domingo, 25 de noviembre de 2007

Gilda, de cantante a santa

Es uno de los primeros temas que quise aboradar en el libro, ya que me sorprendió la gestación de una devoción popular desde la figura de una cantante. Y es que la admiración que sienten los fans por un músico, a veces se transforma en devoción religiosa.



Es el caso de Gilda, una cantante argentina de cumbias que tuvo la fatalidad de morir en un accidente de tráfico. Perdió la vida en la provincia argentina de Entre Ríos, concretamente en la localidad de Paranacito, cuando el autobús en el que viajaba se salió de la carretera y se incendió. No pasó mucho tiempo antes de que el lugar donde perdió la vida en septiembre de 1996 se convirtiese en un santuario de devoción para sus fans, y el autobús calcinado se transformara en un depósito de todo tipo de ofrendas.

Según pude comprobar cuando visité este "santuario" popular dedicado a la cantante en la provincia de Entre Ríos, al norte de Buenos Aires, son muchas las personas que desde todo el país, e incluso Uruguay, Paraguay y Brasil, se acercan a rezar, agradecer favores concedidos o a pedir otros nuevos.


Dentro del recinto se ven matrículas de coches de quienes se salvaron de un accidente de tráfico, vestido de novias de quienes le pidieron favores, y todo tipo de ofrendas más tradicionales, desde piernas ortopédicas de bebés que se curaron de su dolencia despés de que sus padres le rezaran a Gilda; hasta flores y grandes pancartas de agradecimiento por los "milagros" aparentemente concedidos.

Las fotos y el vídeo que acompañan este resumido artículo hablan por sí solas.


¿Serán los ídolos de la canción los santos de mañana?
En todo caso, el santuario de Gilda no es el único. Al cantante argentino Rodrigo le hicieron un santuario en el lugar donde murió, en el que sus devotos le ofrecen cigarrillos encendidos y cerveza.

Y en España, hay quien pide la beatificación de Rocío Jurado.

La devoción casi religiosa puede verse además en las tumbas del cantante de tango Carlos Gardel o del rockero Jim Morrison.

Quizá nunca suban a los altares oficiales, pero por el momento ya hay quien les reza pidiéndoles milagros. Ya juzgar por las muestras de agradecimiento, aparentemente los conceden.

domingo, 11 de noviembre de 2007

El cuarto templo católico más grande del mundo, para recordar a un avistamiento de OVNIs

Hace unos días fue inaugurado el cuarto templo católico más grande del mundo. Es ovalado, sin columnas y con poca altura. Cuenta con trece puertas, cinco capillas de reconciliación y 16 confesionarios que giran alrededor de la nave principal. En su interior tiene nada menos que 8.800 asientos y costó la nada despreciable cifra de 70 millones de euros. Coincidiendo con el 90 aniversario de la última aparición de Fátima, el nuevo templo recibió la visita de 250.000 peregrinos.
En Santos famosos… planteo una hipótesis que no es nueva, pero que apunta a la posibilidad de que las 70.000 personas que se congregaron en la silvestre explanada de Fátima el 13 de octubre de 1917 vieron lo que hoy llamaríamos un OVNI, independientemente de cómo interpretemos este fenómeno. Aquel día se inauguró un fenómeno que acabaría convirtiéndose en un clásico de las apariciones marianas: la danza del sol.
A nadie en su sano juicio se le podría ocurrir que el sol pudiera moverse aquel día, ni ningún otro. Ni siquiera el obispo de aquel entonces se atrevió a señalar que el astro rey pudiera dar vueltas alrededor de los miles de curiosos y creyentes que allí se reunían. Profesores de universidad y periodistas dieron fe del fenómeno, aunque negaron que la potente luz que “danzó” sobre Fátima aquel día fuera la del astro rey, la misma luz que bajó por debajo de las nubes e hizo vuelos rasantes sobre parte del público, provocando que se secaran las ropas de algunos asistentes, ya que llovía a cántaros aquel día sobre esta localidad portuguesa.
Pero lo que transformó aquella visión extraña en uno de los fenómenos religiosos más importantes del siglo XX fue una compleja combinación de intereses políticos que echaban un pulso en la explanada de Cova de Iria. Y aunque los niños negaron en primer momento que se tratara de la virgen, lo cierto es que la Iglesia vio en esta populosa convocatoria un ariete para golpear al gobierno de la República, que había retirado los privilegios a la iglesia portuguesa. Los secretos, el oro nazi en las cuentas del santuario, los fenómenos extraños y las enormes masas de fieles que se mueven, convierten a Fátima en uno de los más interesantes fenómenos de cuantos trato en el libro.
Sin entrar en profundidad en estas líneas sobre el fenómeno en sí, que merecería un amplio análisis, lo cierto es que Fátima acabó convirtiéndose en una reserva espiritual de Portugal. Y sus principales protagonistas, los pastorcillos, llevaron la peor parte. Los hermanos Francisco y Jacinta Marto murieron pocos años después (muy pocos años después), cuando aun eran niños, debido a la fiebre española, que acabó con su salud, ya de por si deteriorada por los “sacrificios” de no comer y no beber a los que se vieron abocados. La prima de ambos, Lúcia dos Santos, acabó su vida en un convento, con poco contacto con el mundo exterior e impulsada a escribir una historia de la que parece que perdió la noción sobre lo que fue y lo que no fue.
Los tres son candidatos a los altares ahora mismo. Los hermanos Marto ya hace años que fueron beatificados por un milagro de sanación “milagrosa” en al que protagonista fue una mujer portuguesa postrada por décadas, y que un día invocando a la pequeña se levantó de su cama. Hubo un “milagro” anterior, en la que una mujer andaluza fue la agraciada, pero el “milagro” no pasó las pruebas, quizá porque no era bueno para el orgullo portugués que un “milagro” español los elevara a los altares. Sea cual fuese el motivo, otro hecho prodigioso, el necesario para que se convirtieran en santos, fue analizado por la Congregación para la Causa de los Santos, pero por lo visto no pasó los controles.

Francisco y Jacinta no serán santificados (por ahora)

Los hermanos Marto no serán canonizados por ahora. El proceso ha sido paralizado porque los médicos del Vaticano no consideran probado que hayan realizado un milagro. El hecho, que iba a llenar de pomposidad el acto del 90 aniversario de las apariciones, tendrá que esperar, según anunció el presidente de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins.
El supuesto milagro que sustentaba este proceso de canonización era la cura de un niño, hijo de emigrantes portugueses en Suiza, que sufría de diabetes. En mayo de 200, cuando presenciaba en directo por televisión las ceremonias de beatificación de los dos pastorcillos en Fátima, presididas por Juan Pablo II, la madre del niño acercó su cabeza a la pantalla de la televisión rezando por su cura. Después la diabetes desapareció.
El problema planteado por los médicos del Vaticano es que existe la posibilidad de que la diabetes que sufría el pequeño era de un tipo que es curable por lo que habría una explicación científica de curación, ya que cuando la enfermedad es congénita hay casos de evolución favorable sin necesidad de tomar medicamentos.
Ahora se espera la autorización del Vaticano para abrir el proceso de beatificación de Sor Lucía, la tercera de las videntes que fallecieron en 2005. Ya ha sido presentado el pedido de anticipación de plazo canónico de cinco años tras la muerte.
En todos los casos, con la venia eclesial o sin ella, cientos de miles de peregrinos desfilan todos los años por Fátima, de rodillas o arrastrándose, con promesas o sin ellas, en el que quizá sea uno de los focos más importantes de expresión de la fe popular del mundo católico. Y por el momento, los hermanos Marto ya tienen una iglesia propia en la localidad de Alverca.
Y si hablamos de santos y OVNIs, en Lourdes también ocurrió algo relacionado. Pero esa es otra historia...