martes, 14 de septiembre de 2010
El asesino en serie que invocó a San La Muerte
La prensa sudamericana se hizo eco de esta noticia, que convirtió al joven delincuente en un auténtico asesino en serie motivado por sus peculiares creencias religiosas. Pero, ¿Qué es San La Muerte?
No hay que confundirlo con la Santa Muerte mexicana. Tampoco es una versión argentina de este culto sincrético, sino que tiene raices propias.
San La Muerte, Señor de la Buena Muerte o de La Buena Paciencia es parte de un rosario de santos sospechosos, conocidos en el noreste argentino como “santos de palo”, y que se complementa con otros como el propio San Son, Santa Librada (que favorece las fugas y la cura de heridas); San Pilato, invocado para hallar objetos perdidos; San Lo Imposible, para causas realmente difíciles o La Nu Dei, al que los tahures le encienden velitas de colores para que propicie la buena suerte.
Las imágenes de San La Muerte son pequeñas, tienen entre 3 y 15 centímetros y normalmente están construidas de madera, aunque también se fabrican en plomo e incluso con huesos humanos. La representación de este “santito” es la de un esqueleto humano provisto de una guadaña, aunque para la hoja se utiliza un material metálico, de modo que el filo del apero queda por encima de la cabeza, el mango está apoyado en la cadera y todo el conjunto se sustenta sobre una plataforma. Esta es su iconografía más frecuente, aunque a veces se lo representa sentado con las manos apoyadas en el maxilar inferior o simplemente agachado. Existen santeros que se dedican a fabricar y vender estos santos, que gozan de gran popularidad en la provincia argentina de Corrientes, y con menor devoción en las de Formosa, Chaco y Misiones, aunque el culto a esta imagen se extiende al vecino Paraguay. También en la capital argentina, en las santerías donde se comercializan santos oficiales y populares, es posible encontrar imágenes de San La Muerte e incluso estampas con una oración para rezarles.
Este santo se cree que tiene sus orígenes en las creencias de los indios guaraníes y de su culto a los muertos, que con el arribo de los españoles y el culto cristiano, se originó un sincretismo religioso entre ambas creencias.
Con la forma de amuleto, San La Muerte otorga a los creyentes una carga espiritual que los hace invulnerables y les da las herramientas necesarias para hacerse con fortunas o amores imposibles. Al menos esa es la creencia, especialmente de personas que se dedican a actividades delictivas. Pero para que el pequeño santo con forma de esqueleto sea funcional, es necesario que esté bendecido. Y ante este requerimiento, es evidente que no cualquier sacerdote católico está dispuesto a realizar esta práctica en un santo tan pagano como San La Muerte. Es así que los creyentes se las ingenian para conseguir activar el amuleto. Una opción es que dos personas mayores y creyentes bendigan la imagen. La otra es llevar la pequeña imagen escondida en un bolsillo cuando el cura celebra la misa, con la condición de tenerlo en la mano en el momento en que el sacerdote realiza la bendición.
También, según la creencia, funciona si se lleva en una mano y se le pide al cura que bendiga una estampa, mientras se esconde el San La Muerte en la mano. A partir de ese momento, el santito con forma de esqueleto se torna funcional.
Aunque en la tradición se lo utiliza para pedirle amor o justicia, una vez bendecido el 'santito' tiene capacidad para matar a una persona o , al menos, hac erle la vida imposible. Basta con dirigirlo, en el altar del oficiante, de modo que mire haia la casa de la víctima y "darle de comer" sangre, preferente humana y del propio devoto.
Aunque su función es la de amuleto, en muchos lugares del norte argentino se pueden ver altares en la calle e incluso sale en procesión.
Sobre los últimos aconntecimientos relacionados con el crimen de 'Marcelito' y San La Muerte, hay más información en estos enlaces:
http://www.clarin.com/policiales/crimenes/crimenes-Marcelito-pibe-elegia-matar_0_329967168.html
http://www.abc.es/20100901/internacional/asesino-serie-argentina-201009011646.html
http://1.taringa.net/posts/noticias/6810963/nuevo-asesino-serial-famoso-en-argentina.html
http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-101365-titulo-Creen_que_
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20100901/16/node/286794/todos/10
http://www.clarin.com/policiales/crimenes/Asesino-analizan-celulares-San-Muerte_0_328167277.html
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1300230
http://www.clarin.com/policiales/crimenes/San-Muerte-empezo-cosas-extranas_0_328767253.html
sábado, 7 de junio de 2008
La procesión de los ataudes
Cada 29 de julio, los ofrecidos agradecen el milagro de haberse salvado de la muerte peregrinando en la procesión dentro de un ataud. Dice la tradición que los familiares o amigos deben llevar el féretro con el devoto. A santa Marta le atribuyen la capacidad de salvar a los que estuvieron al borde de la meurte por haber sido la hermana de Lázaro, el que dice el Nuevo Testamento que Jesús resucitó.
Los que no van en los ataudes, suelen llevar grandes velas y una especie de vestido de gasa por encima de la ropa, a modo de mortaja.
Santa Marta de Ribarteme es una pequeña aldea rural, pero el día de fiesta está inundada de personas. Muchos son devotos que llegan de distintas localidades, pero otros muchos son cámaras de televisión y fotógrafos que quieren inmortalizar tan insólita romería.
Existen otras romerías gallegas en las que también se realiza esta curiosa 'promesa' (A Pobra do Caramiñal (A Coruña); Milagros de Amil (Pontevedra) o Cristo de Xende (Pontevedra), pero esta es la más conocida y tradicional.
Para gustos...
Extract: Every July 29, the devout ones of Santa Marta de Ribarteme (As Neves, Galicia, Spain) are grateful for the miracle of having been saved from the death peregrinating in the procession inside a coffin. They attribute the aptitude to save those who were at the edge of the death for having been the sister of Lázaro, which says the New Testament that Jesus revived.
domingo, 16 de marzo de 2008
Anorexia, una escalera al cielo
A mediados de 2003, la portuguesa Alexandrina Maria da Costa fue declarada beata al atribuírsele una curación milagrosa que favoreció a una mujer de Póvoa do Varzim. En el expediente abierto sobre la Causa de Alexandrina, también figuraban otros 'prodigios' de esta mujer que vivió durante la primera mitad del siglo XX en la localidad portuguesa de Balasar. Entre ellos, están documentados éxtasis, presuntas comunicaciones con Jesús y un ayuno prolongado que habría durado nada menos que ¡doce años!
En el libro recojo algunos de estos casos de santos "anoréxicos", pero especialmente quise detenerme en la figura de esta beata portuguesa por la proximidad en el tiempo, tanto que incluso existen vídeos y fotografías de sus éxtasis, y certificados médicos que validan su prolongado ayuno.
A ‘Doentinha de Balasar’
Balasar es una aldea del Norte de Portugal, situada entre Vilanova de Famalicão y Poboa do Varzim. Las tierras prolíficas en olivos y frutos daban el sustento de sus pobladores.
Cuentan sus biógrafos que Alexandrina fue una niña muy devota, no demasiado diferente de cualquier otra. Tras un breve paso por la escuela primaria, cuando tenía nueve años tuvo que dedicarse al trabajo en el campo para contribuir al sustento de la casa. Unos años más tarde, cuando contaba con tan solo 14 años de edad, ocurrió un hecho que cambiaría su vida para siempre. Ese día, la niña se encontraba en una habitación de la planta alta de su casa en compañía de su hermana Deslinda y otra mujer. Tres hombres se acercaron a la casa y exigieron entrar, pero Alexandrina reconoció a uno de ellos como el hombre que años atrás la quiso acosar sexualmente. Los tres extraños finalmente entraron en la casa por una puerta de servicio, al tiempo que las otras dos mujeres lograron escapar. Alexandrina quedó acorralada por el acosador en la habitación, y tras gritar ‘Jesús ayúdame’, prefirió saltar por la ventana antes de ceder a los instintos del extraño. El golpe que recibió al caer afectaría a su columna irremediablemente. Y es así, que tras una recuperación parcial, finalmente quedó postrada en cama cuando tenía tan solo 20 años. Y en esa situación pasó el resto de su vida hasta su fallecimiento en 1955.
Los médicos fueron concluyentes en el diagnóstico y de nada sirvieron las oraciones que su familia rezaba junto a su cama, ni las velas colocadas junto a la estatua de la virgen, ni tampoco la frustrada peregrinación a Fátima que Alexandrina tuvo que suspender. Nunca más se levantaría de su cama.
Cuando el tiempo fue determinando la irreversibilidad de la enfermedad de Alexandrina da Costa, poco a poco fue entrando en una escalada mística que le llevó a hechos prodigiosos. Sus biógrafos cuentan que entraba en éxtasis y podía hablar con Jesús y con la virgen, cuyos dictados escribía cuidadosamente su hermana Deslinda en un cuaderno. Al igual que Doménica del Paradiso, la ‘doentinha de Balasar’ también mantuvo un ‘matrimonio místico’ con Jesús, sintiendo en 180 ocasiones la Pasión, donde por momentos recobraba la movilidad perdida y escenificaba la agonía de Jesús en el Getsemaní..
A mediados de marzo de 1942, la enfermedad de Alexandrina se había agravado y solo se alimentaba con leche y agua mineral. Creyendo que su final estaba cerca, solicitó la Extremaunción.
Pero no falleció entonces, y a medida que pasaban las semanas el aspecto de Alexandrina fue mejorando, a pesar de que no ingería alimento alguno. La noticia de su increíble ayuno pronto se fue propagando, y las visitas de curiosos y creyentes se fueron incrementando. Y entre ellos llegaron algunos médicos que querían conocer de primera mano si aquel ayuno era verdadero o simplemente un fraude.
Las visitas a la casa de Alexandrina se sucedieron, pero los facultativos querían tenerla en observación las 24 horas del día. Y así fue.
Ayuno bajo control médico
Un grupo de médicos, con la ayuda intercesora de los sacerdotes, convencieron a Alexandrina para que accediera a un control médico de su ayuno en un lugar fuera de su casa. Es así que el 10 de junio de 1943 fue trasladada al Refugio de Parálisis Infantil de Foz do Douro, donde se sometería solo a un control por parte del personal médico para verificar si el ayuno era tan estricto como se comentaba.
Durante los 40 días que estuvo ingresada en este centro, se encargaron de su cuidado “un grupo de personas de probada honradez, incapaces de venderse, todas tenían algunas nociones de enfermería, pero no eran profesionales, completamente libres, sin interés monetario, dispuestas a asistir a la enferma, a pasar la noche con ella, teniendo siempre ellas la llave del cuarto en su poder”, aseguró en su informe uno de los médicos responsables de Alexandrina durante su estancia en Foz do Douro, el Dr. Gomes de Araújo, miembro de la Real Academia de Medicina de Madrid. El facultativo añade que estas personas fueron elegidas “por su incredulidad” sobre el caso y fueron las únicas que pudieron tocarla, ya que ni su propia hermana podía hacerlo durante las visitas.
En su informe final, el Dr. Gomes de Araújo concluye que “es para nosotros enteramente cierto que durante los cuarenta días de internamiento la enferma no comió ni bebió, no orinó ni defecó, y esta circunstancia nos lleva a creer que estos fenómenos puedan producirse desde tiempos anteriores. No podemos dudarlo”.
Durante el internamiento de control de Alexandrina, existe otro informe firmado por los doctores Carlos Alberto da Lima, profesor jubilado de la Facultad de Medicina de Oporto y Manuel Augusto Dias de Acevedo donde certifican la paraplejia que sufría la paciente y dan fe de que el análisis de sangre, recogido tres semanas después del internamiento demuestra la abstinencia de sólidos y líquidos, afirmando que “la ciencia no puede explicar lo que en ese examen se registró, así como, de acuerdo a las reglas de la Fisiología y Bioquímica, no puede ser explicada la supervivencia de esta enferma por motivo de esa abstinencia absoluta durante los cuarenta días de internamiento”. En cuanto a la propia Alexandrina, ambos doctores suscriben que “respondió diariamente a muchas preguntas y mantuvo numerosas conversaciones, manifestando la mejor disposición y lucidez de espíritu”.
Una vez que regreso a su casa, el ayuno de Alexandrina se habría prolongado hasta su fallecimiento ocurrido el 13 de octubre de 1955.
En Balasar, numerosos peregrinos visitan la tumba de Alexandrina Maria da Costa que se encuentra en el interior de la iglesia de Santa Eulalia. En una de las entradas laterales del templo, una oficina recoge los favores atribuidos a esta mujer, que va camino de la beatificación. El propio Juan Pablo II la declaró ‘Venerable’ en enero de 1996 y fue beatificada en 2003.
No quiero valorar aquí si estos hechos fueron ciertos o no, si realmente se cumplió este ayuno extremo, que en todo caso está documentado en muchos otros casos, incluso algunos fuera del ámbito místico. Pero no puedo evitar una reflexión, al ver que esta actitud se está imitando hoy en día.
¿Se puede hacer apología de un trastorno de la alimentación que causa docenas de muertes cada año? ¿Cómo se puede 'premiar' con un puesto en los altares a una anorexía, por muy mística que sea?
Lo más preoocupante es, insisto, en que el ejemplo cunde. En el libro incluyo ejemplos actuales de verdaderas santas vivas, como María Rosalina de Tropeço, también en el norte de Portugal. La afluenxcia de personas era tal que incluso el Estado intentó, cuando Rosalina aun era una niña, quitarle la custodia a su madre, por las romerías de devotos que visitaban a la niña desde mediados de los años ochenta.
lunes, 28 de enero de 2008
Gauchito Gil, de ladrón a santo milagroso
Lazos y estandartes rojos, y a veces acompañados de una imagen de un gaucho con bigotes. Es el “Gauchito Gil”, un personaje pendenciero de finales del siglo XIX que recorrió los caminos del centro-este de país cometiendo todo tipo de fechorías hasta caer abatido a manos de la policía. Hoy en día es uno de los santos populares más venerados. Y tanto lo es, que en su santuario “oficial” en Mercedes llegan a reunirse, según las últimas convocatorias (en el aniversario de su muerte), más de 200.000 personas en un solo día. Ya les gustaría a muchos santos oficiales tener un santuario con este aforo.
El personaje en cuestión se llamaba Antonio Mamerto Gil Núñez, también conocido como Curuzú Gil. Se ganaba el pan como ladrón su profesión era la de bandolero. Su historia legendaria se endulza cuando dice que era una especie de “Robin Hood” que robaba a los más ricos para repartir luego el botín entre los más necesitados. Por esta actitud gozaba de la complicidad de buena parte de los lugareños, que le ayudaban a ocultarse de la Policía o le llevaban comida cuando se escondía en el bosque. Pero quizá lo que lo elevó a los altares populares fue su trágica muerte. Cuando las fuerzas del orden le dieron captura, lo colgaron por los pies bajo un algarrobo para después degollarlo. Manos anónimas lo enterraron en el lugar, que poco a poco se fue convirtiendo en espacio de culto. Y de la devoción que goza el Gauchito Gil dan testimonio las miles de ofrendas que sus fieles le depositan en su tumba y en otros muchos altares en distintos puntos del país. Se calcula que en el santuario oficial existen actualmente más de 45.000 placas testimoniales de devotos llegados desde diferentes países latinoamericanos, centroamericanos y hasta europeos.
Como en tantos otros lugares de peregrinación popular, el “santuario” está cubierto de objetos que sus fieles le han dejado, como matrículas de coches, vestidos, etc. Algunos como ofrenda ante el pedido de un pequeño o gran milagro. Otros, para agradecerle los ya concedidos. Y es que los santos, por muy ladrones que hayan sido en vida, también parece que obran prodigios sobrenaturales…
Antes de comentarles alguna cosa más, les dejo con un vídeo de la televisión argentina del pasado 8 de enero, el día oficial de culto y peregrinación de este gaucho pendenciero. Verán que sus devotos tocan su imagen con devoción, les piden trabajo, salud para sus familias… ¡y que gane su equipo de fútbol!
El santuario que abría este post está en la provincia de Mendoza, justo en el lado opuesto del país donde fue muerto y donde se le rinde culto. Y es que se ha extendido tanto la devoción por este personaje, que en numerosas carreteras del país existen pequeños altares al Gaucho Gil. Incluso en la populosa Buenos Aires se venden en todas las tiendas de artículos religiosos estampas con una oración para rezarle, e incluso imágenes de distinto tamaño con su efigie de cuerpo entero. Incluso existe un altar en la confluencia de las calles Concepción Arenal y Corrientes, en el barrio de Chacarita.
En el libro “Santos Famosos…” le dedico un casi un capítulo entero a este gaucho, primero ladrón, luego milagroso santo varón, pero lo cierto es que no es el único de su estirpe.
Otros santos bandidos
Otro de los gauchos ladrones convertido en objeto de culto es Juan Bautista Bairoletto. Sus andanzas casi épicas le sitúan a principios del siglo XX en la provincia argentina de La Pampa
y al igual que el Gauchito Gil, se dedicó al pillaje y al robo. Su infancia poco feliz y sus primeros escarceos con la Policía cuando aun era un adolescente forjaron una personalidad al margen de la ley.
Aunque en sus pillajes a veces había muertes por medio, dicen también de él que repartía su botín con amigos y necesitados. Ya en la década de los treinta, Bairoletto era conocido también como “El Robin Hood” o “El Atila” de la Pampa. Y es que no había asalto, robo o fechoría que no fuese achacada a este personaje, hasta el punto en que la policía, tocada en su orgullo, organizó grandes redadas para darle caza. No fue hasta 1941 cuando fue sorprendido y muerto en la localidad de General Alvear. Allí fue velado ante miles de personas llegadas desde distintos puntos del país y fue enterrado en el cementerio local. Es precisamente ese el lugar de peregrinación de sus fieles en la actualidad, que depositan sobre su mausoleo todo tipo de exvotos y ofrendas, hasta convertirse en San Bautista Bairoletto. Incluso su canonización oficial cuenta con una propuesta formal, pero por el momento tan solo forma parte de la devoción popular.
El Gaucho Cubillos, cuyo culto se extiende por la provincia argentina de Mendoza; Olegario Álvarez -el Gaucho Lega- en la provincia de Corrientes, donde también pereció violentamente a manos de la policía; Bazán Frías, que en 1892 se fugó de la cárcel y fue abatido por la Policía en Tucumán; Antonio María, muerto por las fuerza de la ley tras matar a una mujer embarazada, cuenta con un importante culto en Corrientes; y hasta una media docena de personajes de similar calaña forman el particular panteón de santos ladrones.
Y aunque todos estos personajes se encuentran lejos de la imagen tradicional que todos tenemos de los santos, lo cierto es que la fe todo lo perdona; y la muerte violenta, eleva a los altares.
domingo, 25 de noviembre de 2007
Gilda, de cantante a santa
Es uno de los primeros temas que quise aboradar en el libro, ya que me sorprendió la gestación de una devoción popular desde la figura de una cantante. Y es que la admiración que sienten los fans por un músico, a veces se transforma en devoción religiosa.
Es el caso de Gilda, una cantante argentina de cumbias que tuvo la fatalidad de morir en un accidente de tráfico. Perdió la vida en la provincia argentina de Entre Ríos, concretamente en la localidad de Paranacito, cuando el autobús en el que viajaba se salió de la carretera y se incendió. No pasó mucho tiempo antes de que el lugar donde perdió la vida en septiembre de 1996 se convirtiese en un santuario de devoción para sus fans, y el autobús calcinado se transformara en un depósito de todo tipo de ofrendas.
Según pude comprobar cuando visité este "santuario" popular dedicado a la cantante en la provincia de Entre Ríos, al norte de Buenos Aires, son muchas las personas que desde todo el país, e incluso Uruguay, Paraguay y Brasil, se acercan a rezar, agradecer favores concedidos o a pedir otros nuevos.
Dentro del recinto se ven matrículas de coches de quienes se salvaron de un accidente de tráfico, vestido de novias de quienes le pidieron favores, y todo tipo de ofrendas más tradicionales, desde piernas ortopédicas de bebés que se curaron de su dolencia despés de que sus padres le rezaran a Gilda; hasta flores y grandes pancartas de agradecimiento por los "milagros" aparentemente concedidos.
Las fotos y el vídeo que acompañan este resumido artículo hablan por sí solas.
¿Serán los ídolos de la canción los santos de mañana?
En todo caso, el santuario de Gilda no es el único. Al cantante argentino Rodrigo le hicieron un santuario en el lugar donde murió, en el que sus devotos le ofrecen cigarrillos encendidos y cerveza.
Y en España, hay quien pide la beatificación de Rocío Jurado.
La devoción casi religiosa puede verse además en las tumbas del cantante de tango Carlos Gardel o del rockero Jim Morrison.
Quizá nunca suban a los altares oficiales, pero por el momento ya hay quien les reza pidiéndoles milagros. Ya juzgar por las muestras de agradecimiento, aparentemente los conceden.
domingo, 11 de noviembre de 2007
El cuarto templo católico más grande del mundo, para recordar a un avistamiento de OVNIs
En Santos famosos… planteo una hipótesis que no es nueva, pero que apunta a la posibilidad de que las 70.000 personas que se congregaron en la silvestre explanada de Fátima el 13 de octubre de 1917 vieron lo que hoy llamaríamos un OVNI, independientemente de cómo interpretemos este fenómeno. Aquel día se inauguró un fenómeno que acabaría convirtiéndose en un clásico de las apariciones marianas: la danza del sol.
A nadie en su sano juicio se le podría ocurrir que el sol pudiera moverse aquel día, ni ningún otro. Ni siquiera el obispo de aquel entonces se atrevió a señalar que el astro rey pudiera dar vueltas alrededor de los miles de curiosos y creyentes que allí se reunían. Profesores de universidad y periodistas dieron fe del fenómeno, aunque negaron que la potente luz que “danzó” sobre Fátima aquel día fuera la del astro rey, la misma luz que bajó por debajo de las nubes e hizo vuelos rasantes sobre parte del público, provocando que se secaran las ropas de algunos asistentes, ya que llovía a cántaros aquel día sobre esta localidad portuguesa.
Pero lo que transformó aquella visión extraña en uno de los fenómenos religiosos más importantes del siglo XX fue una compleja combinación de intereses políticos que echaban un pulso en la explanada de Cova de Iria. Y aunque los niños negaron en primer momento que se tratara de la virgen, lo cierto es que la Iglesia vio en esta populosa convocatoria un ariete para golpear al gobierno de la República, que había retirado los privilegios a la iglesia portuguesa. Los secretos, el oro nazi en las cuentas del santuario, los fenómenos extraños y las enormes masas de fieles que se mueven, convierten a Fátima en uno de los más interesantes fenómenos de cuantos trato en el libro.
Sin entrar en profundidad en estas líneas sobre el fenómeno en sí, que merecería un amplio análisis, lo cierto es que Fátima acabó convirtiéndose en una reserva espiritual de Portugal. Y sus principales protagonistas, los pastorcillos, llevaron la peor parte. Los hermanos Francisco y Jacinta Marto murieron pocos años después (muy pocos años después), cuando aun eran niños, debido a la fiebre española, que acabó con su salud, ya de por si deteriorada por los “sacrificios” de no comer y no beber a los que se vieron abocados. La prima de ambos, Lúcia dos Santos, acabó su vida en un convento, con poco contacto con el mundo exterior e impulsada a escribir una historia de la que parece que perdió la noción sobre lo que fue y lo que no fue.
Los tres son candidatos a los altares ahora mismo. Los hermanos Marto ya hace años que fueron beatificados por un milagro de sanación “milagrosa” en al que protagonista fue una mujer portuguesa postrada por décadas, y que un día invocando a la pequeña se levantó de su cama. Hubo un “milagro” anterior, en la que una mujer andaluza fue la agraciada, pero el “milagro” no pasó las pruebas, quizá porque no era bueno para el orgullo portugués que un “milagro” español los elevara a los altares. Sea cual fuese el motivo, otro hecho prodigioso, el necesario para que se convirtieran en santos, fue analizado por la Congregación para la Causa de los Santos, pero por lo visto no pasó los controles.
Francisco y Jacinta no serán santificados (por ahora)
Los hermanos Marto no serán canonizados por ahora. El proceso ha sido paralizado porque los médicos del Vaticano no consideran probado que hayan realizado un milagro. El hecho, que iba a llenar de pomposidad el acto del 90 aniversario de las apariciones, tendrá que esperar, según anunció el presidente de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins.
El supuesto milagro que sustentaba este proceso de canonización era la cura de un niño, hijo de emigrantes portugueses en Suiza, que sufría de diabetes. En mayo de 200, cuando presenciaba en directo por televisión las ceremonias de beatificación de los dos pastorcillos en Fátima, presididas por Juan Pablo II, la madre del niño acercó su cabeza a la pantalla de la televisión rezando por su cura. Después la diabetes desapareció.
El problema planteado por los médicos del Vaticano es que existe la posibilidad de que la diabetes que sufría el pequeño era de un tipo que es curable por lo que habría una explicación científica de curación, ya que cuando la enfermedad es congénita hay casos de evolución favorable sin necesidad de tomar medicamentos.
Ahora se espera la autorización del Vaticano para abrir el proceso de beatificación de Sor Lucía, la tercera de las videntes que fallecieron en 2005. Ya ha sido presentado el pedido de anticipación de plazo canónico de cinco años tras la muerte.
En todos los casos, con la venia eclesial o sin ella, cientos de miles de peregrinos desfilan todos los años por Fátima, de rodillas o arrastrándose, con promesas o sin ellas, en el que quizá sea uno de los focos más importantes de expresión de la fe popular del mundo católico. Y por el momento, los hermanos Marto ya tienen una iglesia propia en la localidad de Alverca.
Y si hablamos de santos y OVNIs, en Lourdes también ocurrió algo relacionado. Pero esa es otra historia...
viernes, 12 de octubre de 2007
El “Almita del Che”
Me gustaría comenzar la andadura de este blog –en el que intentaré actualizar y completar las informaciones del libro- con uno de los personajes santificados que más me ha llamado la atención y que no podía dejar de incluir en el libro: el revolucionario argentino Ernesto “Che” Guevara.
Hace tan solo unos días, el 9 de octubre de 2007, se conmemoraba en Bolivia el 40 aniversario de la ejecución del Che, tras ser apresado en la perdida localidad de La Higuera, al sureste de Bolivia. Fue una excusa para que los medios de comunicación se fijaran una vez más en este poco conocido culto que se practica en la localidad donde murió el guerrillero argentino. La agencia Efe fechaba unos días antes un teletipo en el que tímidamente daba unas pinceladas sobre este culto: “…pese a que el "Che" era ateo, su figura y su trágica muerte han alimentado una imagen religiosa suya en Bolivia, donde humildes campesinos le encienden velas y piden milagros…”.
Pero el acto que sirvió para recordar al guerrillero en el 40 aniversario de su muerte tenía otros componentes también místicos, ya que incluyó una ceremonia religiosa en la que se incluían menciones a "la resurrección del Che", con invocaciones a los espíritus a través de los "pututus", cuernos de toro usados por los aimaras, etnia a la que pertenece el presidente de Bolivia, Evo Morales. Pero nada de sectarismos, porque en la ceremonia también participaron musulmanes y católicos seguidores de la Teología de la Liberación.
Lo cierto es que el Che se ha convertido en uno de los iconos religiosos en esta localidad sacudida por la pobreza, tanto que se confunde a veces con “el Cristo de la Sierra” y “San Ernesto de la Higuera”, por lo que les piden favores al “Almita del Che”. Y para que Ernesto Guevara llegara a los altares de esta región boliviana, habrá influido su trágica muerte, la bandera idealista que enarbolaba, su preocupación por la pobreza de estas gentes, la imagen casi crística de sus últimas fotografías… y la “maldición” de todos los que intervinieron en su captura y muerte.
Por lo visto, y aunque el Che mató y mandó matar durante su etapa de guerrillero (no quiero aquí de ningún modo juzgar bien o mal sus acciones, me interesa solo tratar en este blog (y en el libro) su culto) no son esas, aparentemente, las “virtudes” que lo han elevado a los altares populares.
El culto al guerrillero argentino es uno de los aspectos de la religiosidad emergente y quizá sean parte de un santoral heterodoxo el día de mañana. Y aunque hay facetas de su vida que quizá tengan poco de cristianas, en algunas revistas dedicadas a la Teología de la Liberación he visto fotos suyas con una leyenda que rezaba: “A Dios le gustan personas como él”.
Ver para creer.